«Los maestros han de ser felices haciendo matemáticas, de ese modo los alumnos también lo serán» (Mª Antònia Canals)»
Maria Antònia Canals es una maestra y maestra de maestros nacida en Barcelona en 1930. Fue a la escuela de sus tías, que habían introducido en Cataluña los métodos de María Montessori, posteriormente se diploma en magisterio (1950) y se licencia en Matemáticas (1953) Trabaja en varias escuelas hasta que en 1962 funda la escuela «Ton i Guida» en el barrio de Verdum (en aquel momento barrio de aluvión con un 90% de población inmigrante) en 1962 «la escuela» era ella sola en un barracón nombrado «Parvulario» con 42 niños que aportaban a la escuela según sus posibilidades económicas. Durante los siguientes años, forma a un equipo de docentes comprometidos y consigue donaciones para construir una escuela en condiciones. Posteriormente, recala en diversas universidades y centros de formación del profesorado y funda varias asociaciones de profesores, fue la primera presidenta de la FEEMCAT. Ha recibido numerosos premios, entre ellos la Cruz de Sant Jordi. Desde 2001 está jubilada aunque acude diariamente a la universidad de Girona, de la que es profesora emérita, y donde fundó el GAMAR (Gabinet de Materials i de Recerca per la Matemàtica a l’escola).
Hace unos meses llegó a mis manos un librito (90 páginas) que recoge una serie de entrevistas que le realizó Purificación Biniés en 2008 y que editó GRAÓ, de él he extraído unos pasajes sobre el enfrentamiento en la enseñanza y la dificultad de las matemáticas que me gustaría que nos sirvieran como base para el diálogo y la reflexión.
Los maestros nos deberíamos aliar más con los alumnos en lugar de enfrentarnos, el enfrentamiento es el fracaso de la acción educativa […] hay que intentar desde el principio conectar con los alumnos porque, de lo contrario, en vez de progresar se irán hundiendo.
Los niños se interesan por aquello que les es útil, que tiene relación con su propia vida, los listados de ejercicios mecánicos no tienen nada que ver con la vida de los alumnos y los niños, se aburren, es una defensa psicológica. El alumno ha de ver que lo que le proponen tiene una estrecha relación con la vida y con el progreso del mundo
Las matemáticas son difíciles, todas las ramas del saber son difíciles para unos y fáciles y atractivas para otros. Lo que les sucede a las matemáticas es que tienen un lenguaje propio que no se entiende de manera espontánea y que es necesario dominar. Los conceptos matemáticos son conceptos abstractos que resulta difícil enseñar. El lenguaje oral, o escrito, se puede enseñar, pero el lenguaje matemático, para ser entendido, ha de ser descubierto por uno mismo. La didáctica de las matemáticas consiste en acompañar en ese paso de lo concreto a lo abstracto y en el aprendizaje de su lenguaje. Que sean difíciles no quiere decir, no obstante, que no sean preciosas, también es difícil interpretar el lenguaje musical o subir el Everest. La enseñanza de las matemáticas es un arte.
Dejo para otra entrada las opiniones de Maria Antònia sobre la enseñanza utilizando los problemas. No quiero terminar ésta sin copiaros el Decálogo para trabajar con materiales manipulables que es una referencia obligada para este blog:
- Presentar una propuesta de trabajo, a poder ser en forma de una «pequeña investigación».
- Invitar a la acción, dejando bien claro qué es lo que vamos a hacer.
- Observar a niños y niñas, sus reacciones, sus intereses, y acoger las posibles ideas o iniciativas
- Estar dispuesto a cambiar el camino previsto para seguirlas, aceptando lo imprevisto.
- Pedir la estimación de resultados en las medidas y cálculos (base del cálculo mental) y la anticipación de fenómenos geométricos en el espacio.
- Provocar y acompañar el descubrimiento de alguna cosa nueva. Cuando lo han hecho, maravillarse y felicitarles calurosamente.
- Potenciar el diálogo, invitando a los alumnos a que expresen aquello que han hecho y que han visto. Pedirles una explicación oral coherente.
- Resumir aquello que se ha hecho, se ha dicho y, sobre todo, aquello que se ha aprendido. Ayudar a formar conclusiones.
- Relacionarlo con conceptos que se han trabajado con anterioridad y, en ocasiones, con otras actividades (calculadora, estadística…)
- De manera opcional pasar alguna cosa a lenguaje escrito, primero coloquial y después matemático (con cifras y signos)
Fotografía de Joaquim Bohigas, tomada de la entrevista realizada por él mismo y publicada en educat
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